Irene nació en Atenas en el año 752 y murió en Lesbos en 803. Emperatriz bizantina, esposa de León IV.
Llegó a Constantinopla en el 769, cuando tenía quince años, a casarse con León IV, de diecinueve. En el 771 nació el único hijo de la pareja; en 775 León IV e Irene ascendieron al trono. Irene ejerció gran influencia en su marido, logrando el afecto de los grandes del reino.
Tras la muerte de su marido en el año 780, asumió la regencia en nombre de su hijo Constantino VI de sólo diez años. Durante los once años siguientes, Irene fue la única gobernante efectiva del Imperio Bizantino. Favoreció el culto de las imágenes que había sido prohibido por León III el Isaurio (680-741) en 726, quien fue emperador bizantino desde 717 hasta su muerte. Irene siempre había sido partidaria de los iconódulos (=veneración de imágenes o íconos) aunque habia sido obligada a renunciar públicamente a sus creencias en vida de su marido. Convocó al Segundo Concilio celebrado en Nicea en 787, con el cual se logró restablecer la ortodoxia y la paz eclesiástica con la Iglesia de Occidente. Abdicó en 790.
En el año 792 fue confirmada de nuevo como Emperatriz. Se opuso a su hijo Constantino a quien depuso y se proclamó en el 797 monarca única y absoluta.
Célebre por sus talentos, su habilidad y astucia política, Irene prodigó muchos beneficios a su pueblo. Fue destronada en el 802 y desterrada a la isla de Lesbos, donde murió un año después. Por su decisión de restaurar el culto de las imágenes es considerada Santa por la Iglesia Ortodoxa.
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