Maria Le Jars nació en Paris en 1565. Alquimista, escritora y editora francesa.
Pertenecía a una familia de origen noble y, huérfana de padre siendo adolescente, su educación fue autodidacta y a escondidas de su madre. Tras la muerte de Guillermo Le Jars en 1578, María se trasladó con su madre y hermanos a la finca que su padre había adquirido al norte de Francia, en la provincia de Picardía, la mansión Gournay -sur-Aronde.
María leía los clásicos y los escritores de su época y mantuvo una estrecha amistad con el filósofo, escritor y humanista Michel de Montaigne (1533-1592), a quien conoció en 1588. La admiración fue mutua, pues el filósofo reconocía el talento de Maria - la llamaba “su hija adoptiva”- y pasaba largas temporadas en la mansión Gournay-sur-Aronde, donde se nutrían con un gran intercambio intelectual.
Luego de la muerte de Montaigne en 1592, su viuda encomendó a María la revisión de la obra del filósofo “Ensayos”, empezando así su labor de editora. María escribió en 1594 su primera gran obra “El Paseo del Señor de Montaigne”. Desde 1599 vivió en París, donde frecuentó las altas esferas sociales y los círculos intelectuales.
Fue una teórica feminista, valiente y enérgica, defendió con ahínco los derechos de las mujeres, publicando en 1622 su libro “Igualdad entre los hombres y las mujeres” y en 1626 “Agravio de las mujeres”. En sus escritos criticó la misoginia de la sociedad literaria parisina, defendiendo un modelo humanista de educación; hizo hincapié en la virtud moral, su crítica social atacaba la corrupción en la corte, el clero y en la aristocracia de la época. Participó en 1634 en la fundación de la Academia Francesa, siendo reconocida como una importante literaria
Se involucró en los trabajos alquímicos como medio de ampliar sus conocimientos; se familiarizó con la filosofía de la alquimia y la conversión de metales: oro, plomo, cobre, hierro y las distintas sales, alumbres y cloruros de sodio, sustancias descubiertas por los alquimistas en el siglo XIII. Esta “actividad intelectual” como ella la llamaba le valió numerosas críticas y agravios en los salones que frecuentaba, pero a pesar de eso, se atrevió a discutir sus ideas en favor de la alquimia.
Escribió novelas, ensayos, trabajos filosóficos, tratados sobre el valor estético de las metáforas en los discursos poéticos, también tradujo las obras de los clásicos latinos. María Le Jars de Gournay murió en 1645, a los 79 años.
Fuentes y Bibliografía
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