domingo, 29 de septiembre de 2019

Siglo XIX - Victoria Benedictsson

      Breve Biografía de Victoria Benedictsson

Victoria Benedictsson, más conocida por su seudónimo Ernst Ahlgren, nació en 1850, en una zona rural al sur de Suecia. Destacada escritora y feminista. 

Nacida como Victoria María Bruzeluis fue la tercera hija de Helena Sofía y el granjero Thure Bruzelius. Su madre le enseñaba idiomas y textos religiosos, en cambio con su padre aprendió a montar y exploraba la vida al aire libre. Desde niña le gustaba pintar y desarrolló un gran talento, soñaba en convertirse en artista; a los dieciséis años quiso ir a estudiar pintura a Estocolmo, pero sus padres le negaron el permiso. Según los prejuicios de la época, una joven de buena familia no podía vivir sola con la libertad de una artista. Pintaba sola, haciendo pinturas al óleo y en vidrio, también fue una segadora experta en siluetas.

Angustiada por no poder estudiar, se casó en 1871 con el director del Banco en Hörby, Christian Benedictsson, un viudo con cinco hijos y veintiocho años mayor que ella. Se trasladaron a Hörby donde Victoria tuvo a su hija Hilma (1873-1931). No era feliz en su matrimonio, se sentía encerrada en su hogar, aislada en ese pueblo; vivía con profunda melancolía y empezó a escribir cuentos y pequeñas narraciones. En 1881 sufrió una lesión en la rodilla que le obligó a guardar cama durante dos años y en ese tiempo comenzó a escribir su Diario, donde exponía su rebeldía, su espíritu atormentado y sus gritos de dolor. 

En 1880 hubo un gran debate en los países escandinavos sobre los derechos de la mujer, lo que motivó como reflejo un realismo literario conocido como The Modern Breakthrough: un gran número de mujeres suecas debutaron como escritoras y tomaron conciencia de la injusticia secular de que habían sido objeto. Entre ellas estaba Alfhild Agrell (1849-1923), Anne Charlotte Leffler (1849-1892),  Ellen Key  (1849-1926), pero se destacó Victoria como la escritora realista más importante. Todas escribían sobre las condiciones sociales involucrándose en los problemas de su tiempo, sobre las desigualdades del matrimonio y la opresión de las mujeres.

Victoria debutó como escritora en 1884 con el seudónimo masculino de Ernst Ahlgren, y la publicación de sus cuentos sobre escenas de la vida rústica del pueblo “Frän Skäne”(=Desde Scania). Le siguió “Pengar”(=Dinero) en 1885, novela semi-autobiográfica que obtuvo gran éxito. Viajó a Estocolmo y a Copenhague, donde frecuentó los círculos literarios escandinavos. Pero al volver a Hörby reaparecían sus angustias y su idea del suicidio.

Entre los años 1886-1888 pasó largos períodos en Copenhague donde se enamoró del reconocido crítico literario Georg Brandes (1842-1927) con quien mantuvo una relación amorosa. Victoria expresó su admiración hacia Brandes publicando un artículo en el periódico Hemvännen, lo que le hizo perder el apoyo feminista, pues no todas las mujeres lo admiraban tanto como ella. 

Con la esperanza de tener una opinión favorable de Brandes,  escribió en 1887 su gran novela “Fru Marianne” (=Sra. Marianne), pero fue el hermano de Georg, Edvard Brandes quien publicó la critica juzgándola como una “novela de mujeres” y ese juicio injusto contribuyó más a su depresión. A principio de 1888 Victoria se convirtió en la primera mujer en recibir una beca de la Academia Sueca. 

Contrariamente a la imagen de mujer deprimida, su vitalidad intelectual durante esta década, fue muy productiva, publicó novelas, dos colecciones de cuentos, varias obras de teatro y artículos periodísticos. “Cuentos populares y pequeñas historias”(1887), “Madre” y “Teorías” (1888), entre otras. 

Su corta vida terminó trágicamente. En julio de 1888, en su tercer intento de suicidio, a los treinta y ocho años, Victoria Benedictsson se quitó la vida en su habitación del hotel de Copenhague, dejando una desgarradora carta de adiós. 

Las obras "Ur mörkret" (=De de la Oscuridad) y  "Den bergtagna" (=El embrujado), fueron publicadas póstumamente, ese mismo año, por su amigo escritor Axel Lundegärd (1861-1930). Su correspondencia y su “Diario” (1882-1888) debían abrirse cincuenta años después de su muerte, donde escribió extensamente sobre su complicado e infeliz amor con Georg Brandes. 

Tras varios años de silencio, hacia 1930 comenzaron a estudiar y a debatir sobre el extenso patrimonio literario de Ernst Ahlgren o de Victoria Benedictsson y en 1938, cincuenta años después de su muerte, se erigió un busto en Ernst Ahlgrensparken, Hörby. Todo su legado se conserva en la Biblioteca de la Universidad de Lund, Suecia.

martes, 10 de septiembre de 2019

Siglo XX - Dora Maar

          Breve Biografía de Dora Maar


Dora Maar, seudónimo de Henriette Théodora Markovitch, nació en 1907 en la ciudad francesa de Tours. Artista  plástica,  pintora  y  fotógrafa francesa.

Hija de una violinista francesa y de un arquitecto croata, la familia se trasladó en 1910 a Argentina, donde su padre dirigió varios proyectos, tanto en Buenos Aires como en Colonia, Uruguay; en esta última ciudad realizó la Plaza de Toros del Real de San Carlos. Aunque pasó una infancia solitaria, leía mucho en inglés y en su casa se hablaba francés y español.  

Henriette regresó a Francia a los veinte años y se instaló en París, donde comenzó su formación artística en la Escuela de Artes Decorativas además de estudiar en la academia del pintor cubista André Lhote (1885-1962). Continuó en la Escuela de Fotografía, y con Henri Cartier- Bresson (1908-2004), quien la animó a convertirse en fotoperiodista. Cambió su nombre a Dora Maar y se estableció como fotógrafa profesional junto al fotógrafo y escenógrafo Pierre Kéfer, realizando proyectos comerciales y publicitarios.

Poco después, en 1934 Dora abrió su propio estudio fotográfico para profundizar su exploración de la fotografía. Inteligente y de carácter independiente, esta fotógrafa vanguardista, realizó fotografías de modas, retratos, desnudos, paisajes y fotomontajes, con gran influencia del surrealismo. Esta expresión artística que apareció en París hacia 1924, rechazaba las normas establecidas, para lograr mayor espontaneidad y libertad creativa. 

"29 Astorg Street", 1936
Prolífica artista de gran talento, entusiasta y llena de vitalidad, Dora experimentó con varias técnicas, como el collage, el frottage (=frotamiento), el desenfoque, retratos y paisajes en blanco y negro. Preocupada por los temas sociales, recorrió las calles de París, Londres y Barcelona, donde el lente de su cámara captó la pobreza, la cruel realidad de lisiados, mendigos y marginados, que luego reaparecían en sus montajes surrealistas, representando el mundo enigmático de los sueños: manos emergiendo de una concha de caracol, una figura humana con cabeza de ave, entre otros. Comprometida políticamente, se convirtió en una tenaz activista de izquierda, lo que la relacionó con otros grupos de activistas.

Frecuentó a reconocidos artistas e intelectuales de toda Europa, donde era considerada una talentosa fotógrafa. Sus obras fueron admiradas y publicadas en las mejores revistas, libros y catálogos surrealistas. Su producción artística tenía cada vez más éxito y en 1936 Dora participó en la Exposición Internacional Surrealista en Londres, con su fotografía “Retrato de Ubu”; su sentido del humor negro y macabro se reflejó en esta obra: un monstruo con las orejas caídas, que parecía
"Retrato de Ubu" -1936
salido de un sueño o una pesadilla.

Ese mismo año, Dora con 29 años conoció a Picasso de 55 años y su vida cambió. Pablo Picasso (1881-1973) ya era el famoso e innovador pintor del siglo y tenía una lista de varias mujeres amadas e infelices. Cuando se aburría de una mujer, la reemplazaba por otra.

Dora y Picasso vivieron durante casi diez años un amor tormentoso: al principio fue su modelo, su hermosa musa, luego la utilizó y le exigió un amor sumiso e incondicional: quedó para siempre como un ser torturado y angustiado, en la serie del pintor “La mujer que llora”. Picasso menospreciaba el talento de Dora como fotógrafa y la alentó para que se dedicara a pintar. 

En 1937, mientras Picasso trabajaba en su gran obra "El Guernica", Dora documentó su trabajo en varias etapas, pero la relación era de una continua humillación y desprecios: para el “genio” había dos tipos de mujeres, “las diosas y las que servían de felpudo”. Picasso era un machista cruel, egocéntrico y violento y muchas veces la dejaba inconsciente en el suelo después de golpearla. Seguía teniendo otras jóvenes amantes lo que llevó a Dora, mujer sensible, a una profunda depresión y por un tiempo, tuvo que ser internada en una clínica psiquiátrica.

En 1946 la relación terminó y su vida quedó destruida, Dora vivió casi aislada, sin contacto con sus amigos; se convirtió en católica devota y nunca volvió a la fotografía. Se dedicó a pintar bodegones y paisajes abstractos y aunque continuó trabajando hasta su muerte, se negó a exponer sus obras. Tras la separación del pintor, Dora dejó de existir para el mundo como fotógrafa, solo se la recordaba como la amante de Picasso. 

Vivió recluida más de cuarenta años, Dora Maar falleció sola, en París, en 1997, a los 90 años. En su casa los historiadores de arte encontraron todos los recuerdos que tenía de Picasso: más de cien cuadros del pintor, dibujos y trozos de periódicos que ella atesoraba como reliquias. 

En junio de 2019 el Centro Pompidou de Paris realizó una retrospectiva de la obra de Dora Maar, con más de 400 piezas y documentos, algunos creados hace más de ochenta años, y que dejan la impronta de una gran artista.