Elizabeth Jane Digby nació en 1807 en Minterne Magna, en Dorset, Inglaterra. Intrépida viajera.
Pertenecía a una familia aristocrática, su padre fue el almirante Henry Digby, un alto oficial de la marina británica, quien había hecho fortuna al apoderarse de la nave del tesoro español en 1799. Jane tuvo una esmerada educación: conocía varios idiomas, incluido latín y griego; tenía talento para el dibujo, la acuarela y la música, sabía tocar la guitarra y el laúd. Avida lectora, se interesaba por la historia antigua y contemporánea.
Inteligente y muy segura de sí misma, Jane no acataba las reglas de la rígida y puritana sociedad victoriana. Casada muy joven, divorciada, dos nuevos matrimonios, varios amantes, su vida no fue por cierto, nada aburrida, pero sí apasionada y controvertida. Muy valiente, desafiando los convencionalismos, sin prestar atención al rechazo y la crítica que provocaba, dejó a sus cinco hijos con sus respectivos padres y en 1853, lady Jane Digby abandonó Europa rumbo a Oriente Medio.
Sabía que ese viaje sería peligroso, pero tras la lectura de Las mil y una noches, ansiaba conocer esos lugares tan llenos de misterios y aventuras. Intrépida viajera, a los cuarenta y seis años, dejaba atrás una vida cómoda y de lujos para internarse en el mundo árabe, desconocido y fascinante. En Damasco, Siria, Jane conoció el verdadero amor de su vida, en un jefe árabe de la tribu beduina de los Mezrab, quien se convirtió en su cuarto y último esposo. El matrimonio se realizó según el rito musulmán, y Lady Jane seguía causando escándalo en la sociedad inglesa.
Lady Jane se adaptó desde el primer momento a la dura vida del desierto, vestía largas túnicas y montaba a lomo de camello con gran destreza. Hablaba correctamente el árabe y era una más dentro de la tribu, ganándose el respeto de los otros miembros. Dedicaba gran parte de su tiempo a explorar el desierto y hacía de guía a los viajeros que visitaban las ciudades de Damasco y Palmira.
El feliz matrimonio del jeque árabe y Lady Jane duró veinticinco años, viviendo seis meses cómo nómade del desierto y el resto del año en el palacio que tenían en Damasco. Lady Jane murió en 1881 recibiendo el homenaje de la tribu como si fuera una Reina del desierto. Sus restos están en el cementerio protestante de Damasco.
Fuentes y Bibliografía
1 comentario:
Fascinante.... Esta mujer se puso el mundo por montera, y le dio siempre igual el que dirán.... Vivió.. A su manera... Que es como deberíamos vivir todos....
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