Coretta Scott nació en 1927 en Marion, Alabama. Activista por los derechos civiles, cantante afroamericana, esposa de Martin Luther King, Jr..
Aunque su familia era propietaria de una granja – algo raro en personas negras de esa época - desde la Guerra Civil, no eran ricos. En la Gran Depresión de la década de 1920 y 1930 toda la familia colaboraba en la recolección de algodón para poder subsistir. Durante toda la primaria en Lincoln, una localidad a seis kilómetros de su pueblo, Coretta tuvo que ir y venir caminando, ya que el sistema de segregación no le permitía subir a los autobuses de los estudiantes blancos. A partir de 1945 siguió sus estudios en un colegio de Antioquía, en Ohio, donde también sufrió injusticias raciales; ante esta discriminación, Coretta, valiente y muy decidida, se convirtió en una mujer de carácter fuerte, segura de sí misma, que podía competir con “todas las personas de distintos origenes raciales, étnicos y culturales”. Se especializó en educación primaria, siendo la primera maestra negra de música.
Con gran talento musical, Coretta Scott tocaba la trompeta, el piano y el violín y cantaba en el coro, siendo solista en los recitales escolares. Coretta dio su primer concierto en solitario en Springfield, Ohio, en 1948, en la Segunda Iglesia Bautista. Fue miembro de la Asociación Nacional para el Avance de la Gente de Color (NAACP), y de un comité de relaciones raciales. Se matriculó en 1951 en el Conservatorio de Nueva Inglaterra en Boston, donde se graduó en 1954 con una licenciatura en música. Fue en Boston donde conoció a Martin Luther King, Jr. (1929-1968) estudiante de Teología, y se casaron en junio de 1953, por lo que tuvo que renunciar a su carrera como concertista; pero no sólo les unía el amor, sino que compartían el mismo ideal de justicia y libertad.
En 1954 el matrimonio se trasladó a Montgomery, Alabama, donde Martin Luther King fue ministro de la Iglesia Bautista y reconocido como el líder de los derechos civiles, promoviendo la no violencia y la desobediencia civil como forma de lucha. Durante los primeros años de casada, Coretta se dedicó al cuidado de sus cuatro hijos, pero en la década de 1960 trabajó junto a su marido: fue el gran apoyo que impulsaba a Martin Luther en los momentos más adversos durante las campañas de protestas. Ella participó activamente en la organización de las marchas, pronunciaba discursos, daba conferencias, recitaba poemas y cantaba en los Conciertos Populares por la Libertad, para concientizar y recaudar fondos para la Conferencia de Liderazgo Cristiano del Sur (SCLC).
Coretta fue instructora de voz en Atlanta, Georgia, donde se habían trasladado desde 1960. Luchadora incansable, también era activista en el Movimiento por la Paz, y contra la guerra de Vietnam “la más cruel en la historia de la humanidad”. En 1962 asistió junto a representantes de 17 naciones, a la Conferencia de desarme, en Ginebra, Suiza, como delegada de la Huelga de Mujeres por la Paz. Toda la familia sufrió varias agresiones por parte de movimientos racistas, e incluso su casa fue bombardeada, hasta que en 1968 Martin Luther King Jr. fue asesinado, en Memphis.
Tras la muerte de su marido, Coretta, con gran fortaleza, continuó su trabajo, preservando su memoria y propagó la filosofía de no violencia. Se convirtió en lideresa y símbolo de la lucha por los derechos civiles y fundó en 1969, en Atlanta, el Centro para el Cambio Social No Violento, desde el cual luchó contra el hambre, el racismo y la exclusión cívica. En 1969 publicó su autobiografía “Mi vida con Martin Luther King, Jr.”
Durante los años 80, Coretta participó en una serie de protestas en Washington para manifestarse en contra de las políticas racistas de Sudáfrica, reafirmando su oposición a la segregación de la población negra. En 1995 pasó la dirección del Centro King a su hijo menor Dexter (1961-), aunque siguió escribiendo artículos sobre temas sociales. Tanto Dexter como sus hermanos siguieron el mismo camino de sus padres, activistas y defensores de los derechos civiles.
Coretta también mostró rechazo contra la pena capital y la invasión de Irak en el año 2003; decidida e infatigable, participó en campañas sobre los derechos de la mujer y de otras minorías como los gays y lesbianas. Fue galardonada con numerosos premios, recibiendo doctorados honoris causa de más de cuarenta instituciones académicas.
Coretta Scott King murió en enero de 2006, a los 78 años.
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