Cristina de Suecia nació en 1626 en Estocolmo. Reina de Suecia.
Pertenecía a la dinastía de la familia real de los Vasa, que gobernaba en Suecia desde 1523. El rey Gustavo Adolfo II (1594-1632), padre de Cristina, la confirmó como su heredera al trono, al año siguiente de su nacimiento, por si no nacian hijos varones. Su padre la preparó para reinar mediante una educación estricta y viril; al morir en 1632, en la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), Cristina le sucedió a la edad de seis años, bajo la tutela del canciller Axel Oxenstierna (1583-1654).
Fue educada en asuntos de Estado y política; a los 18 años asumió el cargo de soberana, reinando personalmente, reemplazando al canciller. En 1645 firmó el tratado de paz con Dinamarca, y en 1648 firmó la Paz de Westfalia, poniendo fin a la Guerra de los Treinta Años; obtuvo importantes concesiones y ventajas para su país, convirtiendo a Suecia en una gran potencia.
Cristina tenía una enorme sed de conocimientos: estudió idiomas, filosofía, historia, teología y astronomía. Desarrolló la vida cultural adoptando el lema: "La sabiduría es el pilar del reino". Fue mecenas del arte, el teatro y la música y Suecia se convirtió en el centro del humanismo en Europa. Admiradora del filósofo René Descartes (1596-1650) y del jurista y escritor Hugo Grocio (1583-1645), Cristina organizaba grandes debates, donde aportaba interesantes reflexiones.
En 1654 renunció al trono, terminando así en Suecia, la dinastía Vasa. Abdicó en favor de su primo, que asumió la corona con el nombre de Carlos X Gustavo comenzando la dinastía Palatina, que se extendió hasta 1720. A partir de ese momento, Cristina se dedicó a viajar por diversos países de Europa, disfrazada de hombre. Protestante de nacimiento, viajó a Roma, y se convirtió al catolicismo; eligió para su confirmación de fe, el nombre de María Alexandra.
Con el nombre de María Cristina Alexandra Vasa comenzó su nueva vida en Roma; vivía en un palacio lleno de esculturas, pinturas y libros, donde organizaba veladas culturales y reunía a artistas, científicos e intelectuales. Se interesó por la arqueología y financió algunas excavaciones.
De carácter librepensador, Cristina se opuso a las persecuciones religiosas publicando un Manifiesto, donde defendía a los judíos de Roma. Ferviente admiradora del escritor François de La Rochefoucauld (1613-1680), escribió un total de 1300 aforismos, escritos con las cualidades de Máximas, la expresión más breve de un pensamiento.
Cristina de Suecia murió en Roma en 1689, a los 63 años y fue enterrada en la Basílica de San Pedro, un honor extraño para una mujer.
Fuentes y Bibliografia
No hay comentarios:
Publicar un comentario