Sima Samar nació en 1957 en la provincia de Ghazni, Afganistán. Médica y defensora de los derechos humanos.
Desde pequeña sufrió la discriminación por ser mujer; siendo muy buena estudiante, ganó una beca para estudiar medicina. Tuvo la oposición de su padre, pero se casó con un hombre educado, que le permitió estudiar en la Universidad de Kabul, donde obtuvo su licenciatura en Medicina en 1982, convirtiéndose en la primera mujer hazara en lograrlo (hazara= grupo étnico de lengua persa que vive en Afganistán).
En 1979 las tropas soviéticas invadieron el país, para apoyar al gobierno comunista. Empezó una sangrienta guerra civil: soviéticos, norteamericanos y sus aliados europeos, y a fines de 1994, los Talibanes. El caos reinó, los centros de salud fueron destruídos por borbardeos, las escuelas cerradas. Hubo masacres, asesinatos y destrucción. Las restricciones a las mujeres fueron drásticas, y su papel en la sociedad desapareció por completo. Más de un millón de civiles muertos y más de dos millones de refugiados afganos, fue el saldo de casi dos décadas de guerra .
En 1984 cuando su marido fue arrestado y muerto, Sima abandonó Afganistán con su pequeño hijo y se fue a Pakistán. Allí trabajó en un campo de refugiados, pero al comprobar la falta total de servicios de salud para las refugiadas afganas mujeres, abrió en 1989 el Shuhada (=Mártires), una organización dedicada a la asistencia sanitaria de las mujeres y niñas afganas. Sima administraba el hospital y capacitaba a enfermeras.
Decidida y valiente ayudó a abrir numerosas escuelas clandestinas donde se educaban miles de mujeres y niñas; los programas de educación iban acompañados con distribución de comidas e información sobre higiene y planificación familiar, después de dar a luz, ocho, diez o doce hijos. El trabajo de Sima y sus colaboradores era muy difícil, arriesgaban la vida diariamente para mejorar la situación de la mujer, pues los Talibanes no aceptaban la educación en las mujeres.
Además de dirigir casi 50 escuelas, esta mujer, luchadora incansable, también dirigió cuatro hospitales y diez clínicas médicas en Quetta y Kabul, donde entrenaba a las esposas de los refugiados como enfermeras y maestras. Años después se abrieron otros establecimientos por todo Afganistán. Fue amenazada de muerte varias veces, pero nunca se detuvo. Acusaba los maltratos y los excesos: "No se olviden de las mujeres, aún las incultas son más educadas que cualquier talibán".
En el año 2002 la Dra. Sima Samar regresó a Afganistán, después de haber vivido casi dos décadas en campamentos de refugiados: el nuevo gobierno de coalición, encabezado por Hamid Karzai (1957-) la nombró Ministra de los Asuntos de la Mujer. Un año después, la organización Shuhada inauguró la primera casa de refugio para mujeres que estaban siendo discriminadas por no tener "un guardián", es decir, un hombre, por lo tanto no tenían acceso a tener una vivienda. Aquí se les daba educación, se les proveía de un trabajo y de consultas legales.
Sima fue forzada a dejar el cargo en el ministerio por ser considerada demasiado crítica con las leyes islámicas, y desde entonces, como ciudadana civil, alzó su voz de protesta en contra del gobierno de Karzai, por su falta de respeto a los Derechos Humanos. Desde 2001, año en que los Talibanes dejaron el poder, en Afganistán continúan los abusos contra los derechos humanos: detenciones, torturas, penas de muerte sin juicios; la impunidad sigue estando arraigada y los autores de esas violaciones, quedan sin castigo. Estados Unidos y las Fuerzas de Coalición incrementan el número de civiles muertos.
La cultura tradicional del país es misógina y la violencia contra las mujeres, endémica, los policías la ven como legítima y no procesan los casos denunciados. Sima preside la Comisión Independiente de Derechos Humanos de Afganistán (AIHRC) y desde el 2005 es Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la situación de los derechos humanos en Sudán.
Sima Samar ha recibido varios premios internacionales por su trabajo en derechos humanos y la democracia, entre ellos: Premio Ramón Magsaysay en 1994, del Foro Económico Mundial en 1995 en Suiza, de la Fundación Pablo Grünninger, en 2001 en Suiza, Premio a la Mejor Trabajadora Social, en Pakistán en 2001, Premio John Humphrey a la Libertad, en 2001 en Canadá, Premio a la Democracia y Derechos Humanos en Asia, en el 2008 otorgado por la Fundación de Taiwan.
La Dra. Sima Samar ha pasado toda su vida dedicada a la medicina y a la educación de las mujeres afganas. Vehemente activista a favor de los Derechos Humanos, continúa su lucha por una sociedad más justa y digna, concientizando a los organismos para hacer cumplir las leyes. "Para poder hablar de democracia, hay que tener en cuenta que las mujeres son parte de la solución, pero si se las excluye la paz no será sostenible". "Si los talibanes vuelven al poder, deberán cambiar de mentalidad respecto a la libertad y a las mujeres".
Fuentes y Bibliografía
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