Bessie Coleman nació en Atlanta, Texas en 1892. Primera mujer afroamericana aviadora estadounidense.
Elizabeth “Bessie” fue la décima de los trece hijos del matrimonio de granjeros George y Susan Coleman. Nieta de esclavos por línea materna, su padre era indígena, perteneciente a la tribu cheroqui. Aunque tenía que caminar todos los días, más de seis kilómetros para llegar a la escuela segregada, se destacó como una excelente alumna. Siendo aún una niña, su padre los abandonó, cansado de las discriminaciones raciales en Texas. A pesar de las dificultades económicas, Bessie siguió estudiando; en 1915 se trasladó a Chicago con dos de sus hermanos, donde trabajó como manicura en una peluquería.
Soñaba con ser aviadora pero, por ser mujer, negra y pobre, no tenía oportunidad de ser admitida en las escuelas de vuelo de Estados Unidos. Consiguió ayuda económica de la comunidad afroamericana, y luego de aprender francés, a finales de 1920 partió hacia Francia, donde se anotó en la Escuela de Aviación de los Hermanos Caudrón. Era la única mujer en su curso, pero llena de coraje y entusiasmo, con dedicación y mucho empeño, superó todas las pruebas a la que fue sometida. Recibió su licencia de piloto en 1921, convirtiéndose en la primera mujer negra en el mundo que lo logró.
Para perfeccionarse, tomó cursos avanzados en los Países Bajos, recibiendo entrenamiento de los principales pilotos de la compañía de Anthony Fokker (1890-1939) uno de los pioneros de la aviación y diseñador de aeronaves. Obtuvo su licencia de aviación internacional por parte de la Federación Aeronaútica Internacional.
Regresó a Estados Unidos con la idea de dedicarse a la aviación e inspirar a otras mujeres afroamericanas para que hicieran lo mismo. Se hizo muy popular pues su foto salió en la primera página de los periódicos del país, era llamada “la Reina Bess”. Como no podía trabajar como aviadora, ya que no habían vuelos comerciales, empezó a realizar exhibiciones aéreas por varias ciudades, haciendo peligrosas maniobras, figuras y vuelos a ras del suelo ante un público entusiasta: se destacaba como una piloto habilidosa y arriesgada.
En 1925 fundó la primera escuela de aviación para afroamericanos; en una entrevista, había declarado que quería enseñar a otras mujeres negras a volar, ya que ella había sufrido muchas dificultades y discriminaciones y no quería eso para la gente de su raza. Para obtener el dinero que necesitaba, hacía las exhibiciones y daba conferencias acerca de la aviación. El último día de abril de 1926, a los treinta y cuatro años, su sueñó se frustró: probando un nuevo biplano para una exhibición, Bessie y su mecánico se estrellaron contra la tierra, mientras el avión se prendía fuego, falleciendo al instante.
En su funeral realizado en Florida, la asistencia fue multitudinaria, perteneciendo varios a la sociedad afroamericana, entre ellos estaba Ida B .Wells-Barnett. Sus restos fueron sepultados en Chicago.
Con el correr de los años el ejemplo de esta pionera, su dignidad y fortaleza, inspiraron a muchas mujeres afroamericanas. Se inauguraron varios aeroclubes con su nombre, en todo el país y patrocinaron la primera exhibición aérea integrada sólo por afroamericanos. Una sala de conferencias de la Administración Federal de Aviación en Washington D.C. lleva su nombre. En 1995 Bessie Coleman fue incluida en el Salón de la Fama de las Mujeres en la Aviación, y fue homenajeada en un sello postal en los Estados Unidos.
Fuentes y Bibliografia