Margarita Jaramillo nació en Montevideo, Uruguay en 1953. Pintora colombiana.
Aunque es uruguaya por nacimiento, su patria es Colombia y su ciudad Bogotá. Nació en una familia de gran sentido artístico, tiene tres tías pintoras, pasión que parece haber heredado. Recibió una esmerada educación; en 1971 se trasladó a Francia donde realizó estudios en la Universidad de la Sorbona, en París, obteniendo las maestrías como Antropóloga y como Cineasta. Asistió a un taller de expresión a través de la pintura.
Margarita vivió en Perú durante siete años perfeccionándose en sus estudios de pintura en la Academia Suárez-Vértiz y estuvo vinculada a una misión para hacer cine antropológico. Trabajó dibujando tiras cómicas de carácter educativo que fueron publicadas por la Unesco en Perú, Costa Rica, Cuba y Francia, entre otros. Vivió de esta actividad hasta que pudo dedicarse por completo a la pintura.
Retornó a su país y en 1987 expuso sus obras en el Centro Cultural de la Cámara de Comercio de Bogotá; dos años más tarde en el museo Camilo Egas de Quito, Ecuador. El barrio La Candelaria, centro histórico y cultural de la ciudad de Bogotá, fue declarado patrimonio nacional; allí Margarita tiene su casa-estudio y en su jardin, que ella misma cultiva, realiza ejercicios de Tai Chi, práctica oriental con la cual armoniza cuerpo y alma.
Esta armonía junto a la meditación, le ha permitido recorrer un camino espiritual, que la ha acercado más a Dios, y es a Él a quien le dedica su obra creativa. La artista plasma en sus lienzos la arquitectura y los habitantes del barrio; este entorno natural, con sus personajes familiares, bailan, saltan, tienen movimiento y energía propia; no pinta la realidad, sino lo que trasciende: su alma, la armonía, la ilusión de vivir. La pintura es un trabajo de instrospección y Margarita ha declarado que "prefiere crear un mundo imaginario, que sea mejor que el mundo real, más espiritual, más armonioso....Pienso en un poema y en vez de musicalizarlo, lo pinto".
Toma influencia de lo que oye, lo que ve, de las cosas hogareñas, de cada lugar en que vivió, le atrae la luz y los colores de Perú, país al que considera su segunda patria; se pintó ella misma en diferentes actitudes con las sillas, los vasos, las botellas, para hacer su cuadro -escultura, un huevo de madera que gira, inspirándose en los cuadros japoneses.
Aunque ha viajado por toda Latinoamérica y por países de Europa: Suiza, Francia, Bélgica, Margarita se siente muy identificada con las costumbres sencillas y los habitantes de su barrio. Ha realizado exposiciones individuales y colectivas y recibió en 1986 una mención en el Primer Salón de Arte Joven, en Ibagué, Colombia.
Fuentes y Bibliografía
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