Carmen María Argibay nació en 1939 en Buenos Aires. Activista, abogada y primera jueza argentina de un gobierno democrático.
Era la tercera hija entre siete hermanos del matrimonio de Manuel Argibay Molina, médico y Ana Rosa Huergo, pianista y profesora de inglés. El Dr. Manuel había sido Ministro de Salud desde 1955 a 1958 durante el gobierno de facto de Pedro Aramburu, lo que influyó en Carmen para no aceptar ningún gobierno autoritario. Estudió en un colegio de monjas alemanas y en 1964 se recibió de abogada en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires.
Siendo aun estudiante comenzó a trabajar en el Poder Judicial y fue ascendida en otros juzgados públicos; por concurso ingresó en 1968 como docente en la Facultad de Derecho y luego Profesora Adjunta Interina, en 1973. Fue directora de la “Obra Cultural Gratuita para Empleadas, Obreras y Jubiladas” desde 1964 a 1989 en la Asociación Biblioteca de Mujeres de la República Argentina.
Tras el golpe de estado que dio origen a la dictadura militar (1976-1983), Carmen fue expulsada de su cargo; estuvo presa varios meses, por haber escondido en su casa a perseguidos políticos. Desde 1930 Argentina sufrió varias interrupciones de la democracia, pero esta dictadura fue conocida como terrorismo de Estado: secuestros, torturas, asesinatos y desapariciones forzadas fueron las atrocidades cometidas en ese periodo.
Luego de ser liberada, Carmen muy decidida, regresó a la actividad privada como abogada. Al llegar la democracia volvió a la docencia por diez años más. En el gobierno democrático de Raúl Alfonsín (1927-2009), presidente de 1983 a 1989, fue nombrada jueza y en 1992 cuando se instauró el proceso penal oral, pidió el traslado a un tribunal oral.
Con una extensa y reconocida carrera judicial fue integrante de la Asociación Internacional de Derecho Penal y miembro fundadora en 1994 de la Asociación Internacional de Mujeres Juezas, organización que presidió desde 1998 hasta el 2000. Carmen fue la primera jurista argentina en integrar el Tribunal Penal Internacional de Naciones Unidas, para juzgar crímenes de guerra y contra la humanidad. En el 2000, en el Juicio de Tokio se condenó al ejército japonés por los crímenes durante la Segunda Guerra Mundial, en el sometimiento de mujeres de distintos países a la esclavitud sexual. En el 2002 los crímenes en la ex Yugoslavia.
Fue invitada a dar conferencias, seminarios y talleres sobre temas de Derechos Humanos, discriminación, abuso sexual de menores, violencia en diferentes contextos, también sobre corrupción. Escribió artículos o comentarios sobre los mismos. En 2005 Néstor Kirchner (1950-2010) presidente entre 2003 a 2007, la nombró ministra de la Corte Suprema. Carmen asumió como la primera mujer nominada en un gobierno democrático para integrar el más alto tribunal de justicia de Argentina.
Muy controvertida por algunos sectores de la sociedad y particularmente por la Iglesia católica, presentaron objeciones y prejuicios a su designación: mujer soltera, ex presa política de la dictadura, atea y que apoyaba el derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo. A los que estaban en contra de sus ideas, muy digna, les respondió: “Decir de frente lo que uno es o piensa revela honestidad, que es el primer paso para la ecuanimidad.” “Mis creencias no deben interferir en las decisiones judiciales que tome, pues por encima de mis convicciones personales, esta la ley”.
Talentosa e infatigable, defensora férrea de los derechos de las mujeres, Carmen se declaró a favor de la despenalización del aborto, derecho al aborto legal, seguro y gratuito y de una enseñanza sexual en las escuelas.
En 2007 la jueza Carmen Argibay obtuvo el Premio de Justicia Gruber por su trabajo de igualdad de género y la eliminación de la corrupción en el sistema judicial y en 2008 el Premio Konex (diploma al mérito) como uno de los cinco jueces más destacados de la década en la Argentina.
Por su gran trayectoria y conducta ética, a partir de 2009 creó y estuvo al frente de la Oficina de la Mujer, donde fue pionera al promover la democratización de una institución enormemente sexista y patriarcal como la justicia. Mujer inteligente, actuaba con la certeza de luchar por la igualdad de oportunidades y de que las mujeres tuvieran suficiente educación y capacitación para poder elegir por sí mismas.
Carmen Argibay falleció en 2014; sus ideales, enseñanzas y honestidad quedan como ejemplo de vida.
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