Eloísa de Paráclito nació en 1101 en París, Francia; hija ilegítima de un noble de alta alcurnia y sobrina de Fulberto, canónigo de la catedral de París. Religiosa y educadora. Su vida quedó opacada como joven filósofa por su trágica historia de amor con Pedro Abelardo (1079-1142).
A principios del Siglo XII empezaron a gestarse las ideas del Renacimiento: hubo un gran desarrollo tanto intelectual como espiritual. Las damas de las clases aristocráticas comenzaron a interesarse por la cultura y deseaban ocupar un protagonismo social: surgieron los salones, lugares donde se trataban y discutían temas intelectuales y filosóficos.
Eloísa frecuentaba estos salones parisinos y era muy célebre - a pesar de su corta edad - por su talento y cultura: había completado sus estudios de artes liberales - gramática, dialéctica, retórica y aritmética, geometría, astronomía y música, además de latín, griego y hebreo. Su tío en 1115 le asignó como tutor al prestigioso filósofo medieval Pedro Abelardo. La pasión, el amor y el escándalo estallaron.
A principios del Siglo XII empezaron a gestarse las ideas del Renacimiento: hubo un gran desarrollo tanto intelectual como espiritual. Las damas de las clases aristocráticas comenzaron a interesarse por la cultura y deseaban ocupar un protagonismo social: surgieron los salones, lugares donde se trataban y discutían temas intelectuales y filosóficos.
Eloísa frecuentaba estos salones parisinos y era muy célebre - a pesar de su corta edad - por su talento y cultura: había completado sus estudios de artes liberales - gramática, dialéctica, retórica y aritmética, geometría, astronomía y música, además de latín, griego y hebreo. Su tío en 1115 le asignó como tutor al prestigioso filósofo medieval Pedro Abelardo. La pasión, el amor y el escándalo estallaron.
Abelardo tenía 38 años y además de destacarse como filósofo, era teólogo y componía versos. Cuando el tío Fulberto se enteró quiso separar a los amantes y vengarse de Abelardo, pero Eloísa estaba embarazada. La pareja se fugó y llegaron a Bretaña. Eloísa dio a luz a un niño en 1116, que confiaron a la hermana de Abelardo, en Bretaña. Fulberto, a pesar de la vergüenza, perdonó y exigió el matrimonio de su sobrina, haciéndolo público, única forma de limpiar la falta de Abelardo.
La moral de la época consideraba que un hombre docto debía permanecer soltero para entregarse sin ataduras a sus quehaceres, por lo que no podía tomar una esposa que le obligase a satisfacer sus necesidades y las de sus hijos. Abelardo quería que el matrimonio se mantuviera en secreto, para no arruinar su reputación de filósofo, así que obligó a Eloísa en 1118, a tomar los hábitos en el monasterio de Argenteuil, mientras él se retiró a la abadía de Saint Denis y se hizo monje, donde siguió su brillante carrera de filósofo y teólogo.
Eloísa tenía 20 años cuando ingresó en el monasterio de Argenteuil, y allí pasaría más de diez; más tarde en 1135 se convirtió en abadesa del monasterio de Paráclito, una abadía femenina, en el Condado de Champaña. Aunque tomó los hábitos obligada por Abelardo, sin vocación religiosa, valiente y muy decidida, estaba dispuesta a vivir dignamente. La nostalgia, la rebelión contra la injusticia del destino, no le impidieron llevar una vida ejemplar dentro del monasterio. Las novicias bajo las órdenes de Eloísa estudiaban las Santas Escrituras, medicina natural, latín, griego e incluso hebreo. El Paráclito fue el primer centro de música sacra de su tiempo, con himnos religiosos que había compuesto Abelardo.
Eloísa y Abelardo sólo mantenían relación epistolar. Sus cartas, redactadas en latín, mezclan temas espirituales y los recuerdos de amor. Durante los veinte años de separación, las cartas que Eloísa escribía a Abelardo, eran el testimonio de una pasión aún viva. "Tú pudiste resignarte a la cruel desgracia, incluso llegaste a considerarla un castigo al que te habías hecho acreedor por transgredir las normas. ¡Yo, no!, ¡No he pecado! sólo amo con ardor desesperado; cada día aumenta mi rebeldía contra el mundo y crece más mi angustia. ¡Nunca dejaré de amarte!. ¡Jamás perdonaré a mi tío, ni a la iglesia, ni a Dios, por la cruel mutilación que nos ha robado la felicidad!"
Eloísa enseñaba y practicaba la medicina y la investigación científica y gozaba del cariño de las monjas. Fue una de las religiosas más respetadas de Francia, recibiendo la visita de muchos hombres ilustres. Abelardo murió en 1142 y fue enterrado en Paráclito dos años después. Eloísa se le unió veintidós años más tarde, en 1164. Siguiendo la última voluntad de su marido, dispuso que fuese enterrada a su lado, en la misma tumba, plantando a continuación un rosal sobre la tierra que los recubrirá.
Desde 1817 los restos de los dos amantes están en el cementerio de París, Père Lachaise.
Fuentes y Bibliografia
https://francearchives.fr/commemo/recueil-2014/39813
https://mitosyleyendas.idoneos.com/mitologia_medieval/abelardo_y_eloisa/
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