Concepción Pérez Collado (Concha Pérez) nació en 1915 en Barcelona. Militante anarquista y miliciana en la Guerra Civil Española.
Tenía apenas dos años cuando su madre murió de tuberculosis; su padre se casó de nuevo, con su cuñada Librada Collado. Concha pasó una infancia feliz, aunque no concurría a menudo al colegio por las dificultades económicas de la familia. Juan Pérez Güell y sus hijos varones eran obreros, y participaban en el movimiento libertario; el padre por su militancia anarcosindicalista estuvo varias veces en prisión durante la dictadura (1923 a 1930) de Primo de Rivera (1870-1930).
En 1931, a los dieciséis años, siguiendo los pasos de su padre y sus hermanos, y apenas proclamada la República (1931-1936), Concha comenzó activamente en las luchas del Ateneo Libertario Faros y del Ateneo Agrupación Humanidad. Fue en estos ateneos donde conoció los escritos de grandes pensadores del movimiento anarquista: los ácratas Mijaíl Bakunin (ruso 1814-1876), Carlos Marx (alemán 1818-1883) entre otros. Los principios del anarquismo son libertad individual, asociación libre y cooperación voluntaria de cada persona.
Más adelante, militó en la Federación Anarquista Ibérica (FAI); aunque los grupos libertarios eran casi todos masculinos, Concha compartía los ideales y el tiempo libre con hombres. Allí se discutía y criticaba el modelo patriarcal de relaciones entre hombres y mujeres y defendían el amor libre, basado en el amor y no en la esclavitud conyugal.
En 1933 pasó cinco meses en la cárcel de mujeres por llevar una pistola escondida en su pecho para ayudar a un compañero de la FAI. A los 20 años comenzó su adiestramiento militar; a mediados de 1936 Francisco Franco (1892-1975) dio el golpe de Estado y estalló la Guerra Civil.
Concha se unió al Comité Revolucionario del barrio de Les Corts y combatió el levantamiento fascista en Barcelona, participando en el asalto al cuartel de Pedralbes y del convento de monjas. Como miliciana, empuñó un arma y se involucró de manera activa en el frente armado Los Aguiluchos de Les Corts: de los cien soldados voluntarios sólo siete eran mujeres, entre ellas Concha Pérez.
Más adelante, trabajó como obrera en una fábrica de producción de armamentos. En la plaza de Cataluña, sufrió una emboscada por el bando enemigo y fue herida: desde entonces tuvo un fragmento metálico en una pierna.
En 1938, como miles de derrotados, salió de Barcelona y cruzó la frontera de Francia, hacia el campo de refugiados de Argelès, donde trabajó como enfermera voluntaria. Después de un tiempo, en 1942 Concha regresó a Barcelona con su hijo Ramón, de pocos meses; tras dejarlo durante un año en un orfanato, por no poder alimentarlo, recuperó la custodia del menor.
Aunque temía posibles persecuciones de la dictadura, nunca fue detenida. Junto a un antiguo compañero libertario, Mauricio Palau, comenzó una relación que durará treinta años. Ambos trabajaban en un puesto en el mercado de San Antonio donde vendían ropa interior que ellos mismos fabricaban. Durante la dictadura, en ese puesto se hacían reuniones anarquistas y otras actividades ilegales. Concha ayudaba a los presos de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) que salían de la cárcel y participaba activamente en el activismo antifascista.
Después de la muerte de Franco, a finales de 1975, Concha colaboró en la organización de las primeras Asociaciones de Vecinos y en volver a fundar el sindicato de la CNT en 1976. A partir de 1999 formó parte del “Grupo Mujeres del 36”, realizando charlas y conferencias en institutos de enseñanza para difundir las experiencias, la lucha por combatir el fascismo y recuperar la memoria histórica.
Valiente, fuerte y decidida, defensora de la libertad, toda su vida luchó contra el fascismo reaccionario. Concha Pérez Collado falleció en Barcelona en 2014, a los 98 años de edad.
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