Fatana Ishaq Gailani, nació en 1954, en Afganistán; activista en favor de los derechos humanos, especialmente de las mujeres.
Ha vivido en un campo de refugiados de Pakistán desde 1978 por su oposición al gobierno comunista y luego al fundamentalista Talibán. Fundó en 1993 el Consejo de Mujeres Afganas (AWC) del cual es presidenta.
El Consejo de Mujeres Afganas está integrado por maestras, profesoras y doctoras universitarias, donde brindan educación a las mujeres y las forman en el tema de sus derechos y responsabilidades, pues han sido las principales víctimas de una doctrina radical religiosa en la que su papel en la sociedad ha desaparecido por completo.
Debido a su trabajo de compromiso y acción Fatana ha recibido diversas amenazas de muerte del régimen Talibán. En 1998 recibió el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional, junto a otras seis mujeres, por sus trabajos en la defensa y dignificación de la mujer.
Esta activista ha declarado que en Afganistán hay más de 10 millones de minas sembradas y por eso muere un niño cada tres horas, también mueren gran cantidad de menores por inanición; muchos refugiados mendigan en el noroeste paquistaní y terminan siendo utilizados para el narcotráfico.
Fatana ha vuelto a su Kabul natal a fines de 2001, para participar en la Loya Jirga (=asamblea de notables), que se celebró tras la caída del régimen talibán. Occidente se comprometió a restablecer la justicia, los derechos humanos y de las mujeres en Afganistan, pero Estados Unidos durante diez años, sólo ha construido cuarteles; la mafia de la droga y la corrupción devastan el país.
En el Foro Internacional sobre Infancia y Violencia, celebrado en Valencia, en 2007, Fatana Ishaq ha pedido con desesperación apoyo político y económico. Ha declarado "Estoy cansada del dolor y la pena que llena mi corazón por la enorme tragedia que sufren las mujeres y los niños de mi país. Por favor, ayudadnos".
"Si tuviéramos paz, podríamos vender los artículos que cosen las mujeres a las que enseñamos, desde vestidos a chales, pasando por bolsos y mantas". "El gran problema de las mujeres afganas es que ni el Gobierno ni la comunidad internacional han hecho nada por cambiar la situación".
"En Afganistán hace falta un gobierno que no base su actividad en la religión y trabaje por justicia, democracia y paz. La política internacional debe dejar de presionar haciendo hincapié en el terrorismo y cambie por una actitud de diálogo abierto y de amistad, una política hacia el entendimiento", sostiene Fatana Ishaq Gailani.
Fuentes y Bibliografía
1 comentario:
es una mujer muy luchadore y valiente a mi me parece que se merece que los gobiernos le cedan algo de dinero, y que no se merece que le pongan en listas negras.
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