Aracné, en la mitología griega, gran tejedora mortal y del arte de teñir la lana.
Era una joven humilde de la región de Lidia, hija de un tintorero; todo el mundo en Grecia, la conocía gracias a su insuperable talento manejando el telar. Sus manos se movían con una precisión inusitada, dando forma a los hermosos motivos que brotaban de su imaginación. Consciente de su maestría, Aracné cometió la temeridad de proclamarse superior a los dioses en el arte de tejer.
Atenea, la diosa de la sabiduría y las hiladoras, para que aprendiera a comportarse con modestia, la convirtió en araña, así continuaría tejiendo por la eternidad.
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