Breve Biografía de Alice Herz-Sommer
Alice Herz-Sommer nació en 1903 en Praga, en el Imperio Austrohúngaro, hoy República Checa. Pianista y concertista, superviviente del Holocausto.
Alice Herz nació en una familia de origen judío muy culta, eran cinco hermanos y desde pequeños asistían a las reuniones culturales que su madre organizaba en su casa; allí se reunían grandes intelectuales de la época, como el escritor Franz Kafka (1883-1924) y el músico y compositor Gustavo Mahler (1860-1911). Alice comenzó a tocar el piano a los cinco años guiada por su hermana, pero muy pronto fue alumna del pianista Conrad Ansorge (1862-1930), quien fuera discípulo del profesor y compositor Franz Liszt (1811-1886).
En 1918, después de la Primera Guerra Mundial, se fundó Checoslovaquia y Praga, capital del país, era el centro del nacionalismo checo y tenía una gran actividad cultural e intelectual. Alice, con apenas 16 años, para perfeccionarse, cursó clases magistrales de piano en la prestigiosa Academia Alemana de Música de Praga. En 1931 se casó con el violinista Leopold Sommer (1905-1945) y juntos compartieron el amor y la pasión por la música. La pareja viajó por toda Europa dando conciertos y en 1937 nació su único hijo Raphael.
En 1939 el ejército de Hitler ocupó Checoslovaquia y los judíos fueron perseguidos y obligados a abandonar sus trabajos, tenían prohibido ir a teatros, salas de conciertos y parques y no podían enseñar a estudiantes que no fuesen judíos. Muchos fueron capturados y exterminados. Luego de dos años en el gueto de Praga, Alice fue deportada en 1943 junto a su esposo e hijo al campo de concentración en la ciudad checa de Terezín.
A pesar del horror nazi y las terribles condiciones en que vivían, Alice, muy decidida, organizaba conciertos, aferrándose a la vida y a la música con pasión. Muchos de sus compañeros eran intelectuales, artistas y excelentes músicos judíos: violinistas, cantantes, compositores. Formó orquestas con ellos e interpretaba al piano piezas de Chopin, Schubert, Smetana o Beethoven.
Durante los dos años que pasó allí, Alice dio más de cien conciertos: “La música penetra en el alma y nos evade del mundo”. Valiente y tenaz esa fue su lucha como pianista y como madre: poder lograr una infancia feliz a su hijo, a quien inculcó el amor por la música.
Los nazis fomentaban las artes como “propaganda” para mostrar al mundo: la orquesta fue obligada a tocar para los alemanes y para los miembros de la Cruz Roja que visitaron en 1944 el campo para cerciorarse de que allí “no sucedía nada malo”.
Las tropas soviéticas llegaron a Terezin en 1945 y liberaron a los que aún estaban con vida, entre ellos Alice y su hijo de ocho años. Su esposo y otros miembros de la familia habían sido ya ejecutados.
Cinco años más tarde madre e hijo emigraron a Israel, donde se unieron con una de sus hermanas, que había podido escapar antes de la guerra. En Israel, Alice fue profesora de música y concertista y enseñó en la Academia de Música de Jerusalén, siempre transmitiendo esperanza y optimismo. Su hijo Raphael se graduó de violonchelista en la Academia Rubin en 1956.
Mientras en Europa, Checoslovaquia sufrió en 1968 la invasión soviética y estuvo bajo el régimen comunista durante 21 años; con la caída del Muro de Berlín en 1989 se abandonó el comunismo. A partir de 1993 se disolvió Checoslovaquia y se formó la República Checa y Eslovaquia. Praga es la capital de la República Checa.
Alice y su hijo vivieron casi cuarenta años en Israel; Raphael, un destacado violonchelista, trabajó en Londres como director de la Primera Orquesta de Cámara en el Royal College de Music. En 1986 a los 83 años, Alice se trasladó a Inglaterra para estar cerca de su hijo.
Raphael murió a los 64 años, en el 2001, durante un concierto en Israel. Su madre estaba grabando una entrevista cuando se enteró de la noticia.
Alice Herz-Sommer con gran dolor y mucha entereza, siguió viviendo en Londres, tocando el piano ya que la música era para ella la más poderosa manera de sobrevivir: «Cada día es un milagro –contaba. No importa lo malas que puedan ser las circunstancias, tengo la libertad de elegir mi actitud de vida, incluso para encontrar dicha. El mal no es nuevo. Depende de nosotros cómo tratemos con el bien y el mal. Nadie nos puede quitar ese poder. La música me salvó la vida. La música es mi Dios»
Alicia Herz Sommer fue la superviviente más longeva de los campos de concentración nazi, murió en Londres en 2013, a los 110 años.