Breve Biografía de Vicenta
Laparra de la Cerda
Vicenta Laparra de la Cerda nació en 1831 en Quetzaltenango, Guatemala. Educadora, escritora, poetisa y periodista guatemalteca.
Al quedar huérfana de madre a los seis años, fue su hermana mayor Jesús Laparra quien se hizo cargo de su educación, inculcándole el amor a las bellas artes y la literatura. Vicenta se destacó desde muy joven como solista en el bel canto, la poesía, la música y el teatro.
Luego de algunos años en Comitán, México, la familia Laparra regresó a Quetzaltenango alrededor de 1850, donde Vicenta realizó un concierto a beneficio de la construcción del Teatro Nacional. En 1852 se casó con César de la Cerda Taborga, de origen español y a partir de ese momento se la conoce como Vicenta Laparra de la Cerda. En 1858 el matrimonio se trasladó a Santa Ana, El Salvador, pero por razones políticas debieron exiliarse en San José de Costa Rica. En esta ciudad Vicenta ejerció como directora del Colegio Nacional de Señoritas hasta 1863, año que retornaron a Santa Ana, donde dirigió la Escuela de Niñas.
En 1864 el matrimonio la Cerda regresó a la capital de Guatemala. Vicenta y su hermana Jesús fundaron en 1885 el primer periódico femenino del país “La Voz de la Mujer”; a fines de 1887 Vicenta fundó y dirigió "El Ideal", - que tuvo una duración muy corta - y años después, en 1894 la revista de "La Escuela Normal", todos escritos y dirigidos por mujeres. Este grupo de mujeres publicaban sus artículos promoviendo los valores morales de la sociedad, aunque todas ponían énfasis en el derecho a la educación de la mujer. Vicenta fue la escritora más prolífica, su producción literaria abarcó poesías, obras de teatro, novelas, ensayos y estudios didácticos; fue una gran defensora de los derechos de la mujer y de los indígenas.
Organizaba tertulias culturales en su casa, donde asistían los intelectuales y artistas de la época.
A principios de 1886, al nacer el último de sus ocho hijos, Vicenta sufrió una parálisis, quedando postrada en una silla de ruedas, por lo que fue conocida como “La Poetisa Cautiva”.
Vicenta Laparra influyó mucho en la cultura de la época, no sólo a través de su poesía y novelas, sino que fue la precursora del teatro nacional y la primera dramaturga guatemalteca de finales de siglo XIX en poner en escena sus obras: a mediados de 1886 estrenó “El Ángel Caído” y “Los lazos del crimen” con gran éxito, a lo que les siguieron muchas otras representaciones, con diferentes elencos y compañías.
En 1893 asistió al Primer Congreso Pedagógico Centroamericano realizado en Guatemala, donde presentó su ponencia: “La civilización de la Raza Indígena”. Entre sus obras se destacan: “La virtud y el vicio”, “Hortensia”, “La Calumnia”, “La Esposa Infeliz”, “El Honor y el Deber”, “Una Hija Maldita”, etc. Trató temas de índole moral, los contrastes entre el bien y el mal, describía la sociedad de su tiempo, denunciando los vicios y las bajas pasiones de la época, el orgullo, el adulterio, la calumnia. Sobre la calumnia decía que era una conducta desagradable y traía consecuencias lamentables para quien la sufría. Estos versos pertenecen a la obra “Tempestades del alma”: “Dile que fui calumniada /que me creyeron perjura; /que bajo la tumba oscura…/ ¡Muy herida! ¡Pero honrada!”
Vicenta Laparra de la Cerda murió en la ciudad de Guatemala en 1905, pocos meses antes de cumplir 74 años.
Luego de casi un siglo de ser olvidada, - ya que sus obras no volvieron a publicarse - en 2001 se fundó la Asociación Cultural Vicenta Laparra de la Cerda con el fin de recopilar, editar y dar a conocer la extensa obra de esta destacada autora.