Harriet Quimby nació en 1875 en Michigan. Periodista, guionista de cine, crítica teatral y primera mujer norteamericana en obtener una licencia de piloto.
En 1900 su familia se trasladó a San Francisco, California, donde Harriet comenzó a trabajar como periodista. En 1904 emigró a Nueva York a trabajar en la revista “Leslies Weekly” como crítica de teatro y durante nueve años se publicaron sus más de 250 artículos: desde consejos para el hogar, asesoramiento a las mujeres de cómo conseguir empleo hasta eventos sociales, deportivos o políticos. Harriet fue autora de siete guiones para el cine mudo en los estudios Biograph, que fueron dirigidos por el director David W. Griffith (1875-1948) en 1911, además tuvo un pequeño papel actuando en una película.
En 1910 al asistir a un Torneo Aéreo Internacional en Long Island, Harriet se interesó en la aviación y decidió aprender a volar. Acudió a varias escuelas de vuelo, pero fue rechazada por ser mujer. Audaz y decidida tomó clases con un instructor de vuelo y logró su licencia en 1911. Se convirtió así en la primera mujer norteamericana en obtener su certificado de piloto. Fue la segunda mujer piloto con licencia en el mundo, después de Élise Deroche.
En abril de 1912 en un monoplano Blériot, Harriet realizó una proeza: ataviada con un elegante traje de satén color púrpura esta intrépida aviadora, fue la primera mujer en cruzar el Canal de la Mancha, desde Dover, Inglaterra hasta llegar a Hardelot, cerca de Calais, en Francia. Regresó con éxito a América por esta hazaña, aunque pasó inadvertida en ese momento por la prensa mundial, debido al hundimiento del mayor barco del mundo, durante su viaje inaugural, el Titanic, el 14 de abril.
Unos meses más tarde, en julio de ese mismo año Harriet pilotaba su nuevo monoplano Blériot, durante las celebraciones del Tercer Aniversario de la Aviación de Boston, junto a William Willard, organizador del evento. De repente, el avión se lanzó hacia adelante, expulsando de sus asientos a Willard primero, luego a Harriet, ambos murieron trágicamente en la caída. La aeronave aterrizó con pocos daños.
Harriet Quimby murió en 1912, tenía 37 años y sus restos fueron sepultados en el cementerio de Nueva York. En 1991 se la homenajeó con un sello de correo aéreo de los EE.UU.