Breve Biografía de Elizabeth Fry
Elizabeth Gurney nació en 1780 en Norwich, Inglaterra. Activista, enfermera y ministra cuáquera promotora de las reformas en las prisiones inglesas.
Elizabeth desde muy joven se interesó por las actividades filantrópicas que su familia apoyaba. Organizó en su propia casa una escuela para los niños vecinos y comedores para los más necesitados. En 1800 se casó con un rico comerciante de té, también cuáquero Joseph Fry (1777-1861) y se trasladaron a Londres. La pareja tuvo once hijos, cinco varones y seis niñas.
En
1811 Elizabeth fue registrada como ministra de la Sociedad Religiosa de Amigos.
Dos años más tarde, a los treinta y tres años visitó por primera vez la prisión
de Newgate y quedó horrorizada por las
miserables condiciones en las que vivían cientos de hombres, mujeres y niños,
encerrados sin esperanza y sin ningún futuro. Esas prisiones eran fosas de
indecencia y brutalidad.
Fue pionera en un programa de reformas, con dedicación y amabilidad, instituyó medidas para la mejora del lugar: les enseñó higiene básica, lavar y limpiar las inmundas celdas, creó una escuela dentro de las cárceles para enseñar a leer, escribir y coser y cuidados especiales para las mujeres que estaban allí con sus hijos. Elizabeth escribió en su libro “Prisiones en Escocia y el norte de Inglaterra” que pasó la noche en algunas cárceles e invitó a la nobleza a quedarse y así comprobar por sí mismos las condiciones en que vivían los prisioneros.
Fundó
en 1817, junto a otras mujeres voluntarias, la Asociación para el Mejoramiento
de las Prisiones, en las que sugería: Separación de prisioneros por sexo, edad
y tipo de crimen. Guardias femeninas para las prisioneras. Educación y trabajo remunerado para las
reclusas, además de la instrucción religiosa.
Con
entereza y gran decisión visitó cárceles de varios países de Europa y sobre esa
experiencia elaboró un informe “Una
investigación sobre la disciplina carcelaria”
donde señaló que los presos debían ser tratados con dignidad y podían
ser rehabilitados. En 1818 se convirtió en la primera mujer en leer ante el
Parlamento inglés su testimonio sobre las prisiones británicas, lo que
contribuyó a la Ley de Reforma Penitenciaria de 1823. Su dedicación y entrega
hacia los prisioneros le valió el apodo de “El ángel de las prisiones”.
Elizabeth viajó hacia finales de 1830 por diferentes países de Europa, Holanda, Dinamarca, Francia y Hungría, para que adoptaran sus medidas de reforma y mejoraran sus cárceles. Visitó durante 25 años más de cien barcos de convictos que partían hacia Australia u otras colonias británicas. Hizo campañas por los derechos y el bienestar de esos prisioneros. Su trabajo ayudó a la abolición oficial del transporte en 1837, pero siguió visitando barcos hasta 1843.
Incansable y abnegada, abrió Refugios Nocturnos para las personas sin hogar, en los suburbios de Londres. Participó en la investigación y la propuesta de reformas en los hospitales y asilos psiquiátricos. Incluso la Reina Victoria contribuyó con su dinero para que Elizabeth organizara en 1840 la Sociedad de Hermanas Protestantes de la Caridad, primera escuela de cuidadoras para la atención de enfermos y presos.
Activa y tenaz fue su encendida lucha contra la esclavitud y su defensa de los más desfavorecidos. Bregó por la educación de las mujeres trabajadoras, por mejores viviendas para los pobres y estableció comedores populares. Gran reformadora social y filántropa, tenía una gran fe religiosa, su lema era “la caridad para el alma es el alma de la caridad”.
Elizabeth
Fry falleció en 1845. Luego de su muerte, dos de sus hijas publicaron sus “Memorias,
con extractos de sus diarios y cartas”.