Ana Teresa Parra Sanojo nació en París en 1889. Gran escritora venezolana.
Su padre era cónsul de Venezuela en Berlín y aunque Ana Teresa nació en Francia, cuando tenía dos años, la familia volvió a Venezuela, instalándose en Caracas. Allí pasó su infancia en la hacienda familiar, y poco después de morir su padre, se trasladaron a España en 1900, donde Ana Teresa ingresó de interna en el Colegio Religioso Sagrado Corazón en Valencia.
Leía con gran avidez escritores famosos como Valle-Inclán y Guy de Maupassant, entre otros, los cuales influenciaron en su formación literaria. Empezó a escribir poesías, recibiendo en el colegio, su primer premio escolar. Ya de regreso en su país, en 1910 escribía cuentos que fueron publicados en revistas parisinas, logrando un considerable éxito. Por tal motivo aparecieron a partir de 1915, sus cuentos en periódicos y en revistas literarias de Caracas. "Un evangelio indio: Buda y la leprosa", "Flor de loto: una leyenda japonesa", "El ermitaño del reloj", etc.
Teresa frecuentó las reuniones literarias que se formaban en la capital, y tomó apuntes de los modismos caraqueños, para incluirlos en futuras historias. En 1923 se trasladó a París, y adoptando el nombre de Teresa de la Parra, publicó un año después, su primera y más famosa novela "Ifigenia o Diario de una señorita que escribió porque se fastidiaba", con la que participó en un concurso literario, obteniendo el primer premio. Por primera vez en la narrativa venezolana, una historia de amor frustrado, el drama y la sensibilidad de una joven mujer fueron expuestos, frente a los convencionalismos de una sociedad aristócrata y puritana que la agobiaba. La protagonista escribía en su diario: "El pensar y tener iniciativa no está bien visto en una señorita decente".
Esta obra fue publicada en francés y español, logrando un gran éxito y la autora, reconocimiento mundial. Fue elogiada por escritores de la valía de Miguel de Unamuno y Juan Ramón Jiménez. En 1927 Teresa de la Parra representó a Venezuela en la Conferencia Interamericana de Periodistas realizada en Cuba, donde disertó sobre "La influencia oculta de las mujeres en el Continente y en la vida de Bolivar". Durante ese viaje conoció a la escritora y etnóloga cubana Lydia Cabrera con quien mantuvo una larga y profunda amistad.
"Las memorias de Mamá Blanca" su segunda novela fue publicada en 1929 donde con sencillez, evocaba su infancia; en 1931 a Teresa se le diagnosticó tuberculosis y comenzó tratamientos e internaciones en sanatorios suizos y españoles, siempre acompañada de su amiga Lydia Cabrera. Teresa de la Parra falleció en Madrid en 1936.
Al cumplirse el centenario de su nacimiento, en 1989, sus restos fueron llevados al Panteón Nacional de Venezuela.
Fuentes y Bibliografía