Breve Biografía de Soledad Barrett
Su abuelo, el escritor anarquista español Rafael Barrett (1876-1910), en 1904 se estableció en Paraguay y se dedicó a denunciar las injusticias sociales, sobre todo la explotación esclavista de los trabajadores de los yerbales. Fue encarcelado y desterrado a Matto Grosso, en Brasil; murió en Francia, con 34 años, enfermo de tuberculosis. Años después su hijo Alejandro Rafael Barret López (1907-1980), conocido como Alex, padre de Soledad, también fue perseguido en Paraguay por sus ideas políticas; tras cinco años exiliado en Argentina pudo retornar a su país.
Soledad, una de los diez hijos que tuvo Alejandro y Deolinda Viedma, teniendo el ejemplo de su abuelo y su padre, siendo muy joven militó en grupos políticos, como el grupo “gorriones”, que estaba vinculado con el Frente Juvenil-Estudiantil y el Frente Unido de Liberación Nacional.
A partir de 1954 en Paraguay se instaló la dictadura del general Alfredo Stroessner (1912-2006) que duró 35 años: hubo torturas, secuestros y asesinatos. Alex integró el Frente Unido de Liberación Nacional (FULNA) de ideales comunistas; debido a la lucha armada por el clima represivo, debió emigrar en 1961 junto a su familia, esta vez, rumbo a Uruguay.
En 1962, a los 17 años, Soledad fue raptada por un grupo neo-nazi, por su condición de dirigente estudiantil, la encapucharon y la metieron en un auto. Fue obligada a gritar sus consignas; “Viva Hitler, Muera Fidel”, con valentía gritó “Muera Hitler, Viva Fidel y la Revolución Cubana”. Al no lograr lo que querían le grabaron esvásticas en los muslos con una hoja de afeitar y la tiraron a la calle dejándola abandonada. Era el comienzo de la violencia antes de la instauración del régimen militar uruguayo.
Luego de este atentado, Soledad muy decidida, se exilió en Cuba donde recibió entrenamiento guerrillero. En 1968 se casó con el brasileño José María Ferreira de Araújo (1941-1970) militar de la Marina de Brasil y un año después nació su hija Ñasaindy (=en guaraní Luz de Luna).
Desde 1964 a 1985, en Brasil hubo una violenta dictadura militar: el poder estuvo en manos de las Fuerzas Armadas. José María retornó a su país en 1970, para unirse al grupo de resistencia la Vanguardia Popular Revolucionaria (VPR): pocos meses después, fue arrestado y torturado, muriendo en el cuartel del DOI CODI SP (Repartición policial represiva de San Pablo) en setiembre de ese año.
A principios de 1971 Soledad dejó a su pequeña hija al cuidado de Damaris Lucena, una brasileña que tras el asesinato de su marido y las torturas sufridas se exilió en Cuba. Con falsa identidad, Soledad volvió a Brasil para averiguar el paradero de su esposo: allí se enteró de su asesinato. Solidaria, sensible a los dolores ajenos, rebelde ante las injusticias, decidida y valiente, no dudó en seguir la lucha: se integró a la guerrilla contra la dictadura y fue enviada a Recife con otros combatientes. Comenzó una amistad con José Anselmo Dos Santos, “el Cabo Anselmo” que había sido compañero de José María en la Marina y participaba de las acciones de VPR. Soledad y Anselmo se convirtieron en pareja, sin saber que el Cabo Anselmo era un espía infiltrado en la guerrilla, que colaboraba con los sanguinarios grupos de la represión.
El 8 de enero de 1973 se conoce como "la masacre de la Chacra de São Bento". Allí, en Recife, fueron torturados y asesinados seis de los siete miembros del grupo insurgente, el que logró escapar fue el Cabo Anselmo, el delator. Entre los asesinados estaba Soledad Barret Viedma, su joven mujer que, dos días antes, había cumplido 28 años.
El Cabo Anselmo vivió en la clandestinidad, protegido por el Cenimar (Centro de Información de la Marina) y de la CIA. En 1999 en una entrevista confirmó su traición y declaró que había colaborado con el aparato represor. A él se debió durante dos años, la muerte o desaparición de decenas y decenas de luchadores de la izquierda brasileña.
A partir de 1995 se creó por ley, en Brasil, una “Comisión Especial de Reconocimientos de los Muertos y Desaparecidos Políticos”. El cuerpo de Soledad sigue desaparecido y no se ha emitido certificado de defunción.
A partir de 1995 se creó por ley, en Brasil, una “Comisión Especial de Reconocimientos de los Muertos y Desaparecidos Políticos”. El cuerpo de Soledad sigue desaparecido y no se ha emitido certificado de defunción.
Ñasaindy Barret de Araújo, la hija de Soledad, luego de vivir diez años en Cuba, vivió en Brasil bajo nombre falso, pero en 1996 pudo tener documentos con sus apellidos verdaderos. Ha recibido el pedido de disculpas del Estado Brasileño.