Breve Biografía de Elena Garro
Elena Garro Navarro nació en Puebla de los Ángeles en 1916. Periodista, escritora, coreógrafa y guionista mexicana.
Fue la tercera de cinco hijos del matrimonio de un español y una madre mexicana. Recibió su educación en la Ciudad de México y en 1936, con 19 años, ingresó en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Elena trabajó como coreógrafa, actriz y bailarina en el Teatro Universitario. Un año más tarde abandonó estas actividades y sus estudios, al casarse con el poeta Octavio Paz (1914-1998).
Un mes después de la boda la pareja partió hacia España, ya que Octavio Paz había sido invitado por la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios para asistir al II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura. Elena tomó numerosas notas de sus experiencias con los intelectuales, las que años después volcaría en un libro. Tuvieron una hija Laura Helena Paz Garro (1939-2014) quien se convertirá también en una poetisa. Debido a la carrera diplomática de Octavio Paz, después de la Segunda Guerra Mundial, vivieron en Francia, Suiza y Japón, antes de regresar a México. Luego de veintidós años de casados, Elena y Octavio se divorciaron en 1959.
En la década de 1940 se dedicó al periodismo, hacía entrevistas y escribía en un periódico de Cuernavaca y luego en la revista política Siempre, con artículos críticos y apasionados sobre la situación de la mujer en la sociedad, de las mujeres en la cárcel, convivió con las presas y redactó una excelente crónica “Mujeres perdidas”, temas que no se hablaban en una sociedad misógina y sexista. Elena se dio a conocer como escritora en 1956 cuando se publicaron tres piezas dramáticas: “Andarse por las ramas”, “Los pilares de Doña Blanca” y “Un hogar sólido”. En 1963 se representó otra obra suya, “La señora en su balcón” y publicó ese mismo año su primera novela “Los recuerdos del porvenir”, la cual ganó el premio Xavier Villaurrutia, en 1964.
Activista política, apoyaba las organizaciones agrarias del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y como luchadora social, defendió a las clases marginadas y le importaban los derechos territoriales y culturales de los pueblos indígenas. En la década de 1960 México estaba gobernado por el PRI, y durante el régimen autoritario y represivo de Gustavo Díaz Ordaz (1911-1979) presidente del país desde 1964 a 1970, fueron disueltos los movimientos sociales, especialmente las protestas estudiantiles con varias intervenciones militares en las universidades, lo que dio lugar al Movimiento de 1968. En octubre de 1968 la matanza estudiantil en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, fue brutal: cerca de 300 estudiantes y profesores yacían en el suelo abatidos por el ejército y los escuadrones paramilitares. Esa fue la forma de acallar el movimiento estudiantil a pocos días de iniciarse los Juegos Olímpicos de Ciudad de México.
Controvertida, contradictoria e incomprensible, Elena tenía actividades ocultas: era informante del gobierno represor, a la vez que era espiada por el propio Gobierno. Tras la sangrienta noche de octubre, la escritora, ferviente católica y anticomunista, acusó a los intelectuales, académicos de la UNAM, dando sus nombres y al mismo Octavio Paz de haber provocado la masacre del movimiento estudiantil. Elena y su hija pasaron algunos años bajo vigilancia de la Dirección Federal de Seguridad (DES), la policía secreta, y en 1972 tuvieron que huir repudiadas por el núcleo de la intelectualidad mexicana. Se autoexiliaron en Nueva York, Madrid y París durante veinte años.
Viviendo en España publicó en 1992 “Memorias de España 1937” donde describió de forma crítica y mordaz las personalidades y actitudes de los intelectuales de izquierda y las dificultades que pasaron en plena Guerra Civil (el hambre, el miedo a los bombardeos, la visita en los frentes de guerra y la falta de higiene).
Luego de su regreso a México en 1993, siguió con su labor literaria. Autora polifacética, escribió novelas, obras de teatro y ensayos históricos, para lo cual recurría a la crónica, la memoria y la poesía. Los temas que abordó son considerados como un símbolo libertario, casi autobiográfico: la marginación de la mujer, la libertad femenina y la libertad política. Inteligente y de gran talento, aunque recibió premios como el Premio Bellas Artes de Narrativa y el Premio Sor Juana Inés de la Cruz, los dos en 1996, en su país no tuvo el reconocimiento merecido y era casi desconocida fuera de él.
Su vida estuvo opacada y casi silenciada por la sombra de Octavio Paz, ganador del Nóbel de Literatura en 1990, su trabajo creativo se vio desvalorizado y se menospreció su talento literario. Elena vivía fuera de la realidad, pensaba que había un complot en contra suya, se creía una víctima, tenía manía persecutoria junto a una decadencia personal.
Elena Garro falleció en 1998, en la indigencia, en Cuernavaca, Morelos.
Más de veinte años después de su muerte, sigue siendo recordada como enigmática y paranoica. Aun se recuerda su polémica acusación a los intelectuales en el episodio de octubre de 1968. Contrariamente, los cuentos y las novelas son de interés para su estudio, sus obras teatrales siguen llenando las salas y Elena Garro está reconocida actualmente, como una de las más importantes novelista y dramaturga mexicana del siglo XX.