Gertrude Caroline Ederle nació en 1905 en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos. Nadadora de competición norteamericana.
Hija de comerciantes inmigrantes alemanes, aprendió a nadar con su padre en su casa de verano en Nueva Yersey. A los trece años integró la Asociación de Natación de la Mujer, la WSA, donde era miembro la nadadora Esther Williams. Gertrude empezó a entrenar y a cosechar premios. Compitió, representando a Estados Unidos, en los Juegos Olimpicos de 1924 en París, donde ganó una medalla de oro en los 400 metros estilo libre de relevo.
En 1925 nadó 21 millas durante siete horas, a través de la Baja Bahía de Nueva York. Ese mismo año, la Asociación de Natación de la Mujer, patrocinó su primer intento de cruzar el Canal de la Mancha, pero su entrenador la obligó a desistir. Persistente y valiente, en agosto de 1926 se convirtió en la primera mujer en cruzar a nado el Canal, cuando logró su proeza en 14 horas y 30 minutos desde el Cabo Griz-Nez, en Francia hasta Kingsdown, en Inglaterra. A pesar del agua fría, de los fuertes vientos y lluvias que hubo ese día, Gertrude no sólo fue la primera mujer en realizar esa hazana, al estilo crawl, sino que rompió el récord que existía, el cual era obviamente, masculino. Tres años antes, en 1923, en 16 horas y 23 minutos, el nadador argentino Enrique Tiraboschi (1887-1948) había rebajado en 5 horas los récord ya establecidos.
Al regresar a Estados Unidos, Gertrude fue recibida con un desfile triunfal por las calles de Nueva York. Era conocida como “la Reina de las Olas”. En 1933 sufrió una caída por las escaleras del edificio de apartamentos donde vivía, que le afectó la columna y los médicos creían que no volvería a caminar. Perseverante, decidida a no dejarse vencer por la enfermedad, se recuperó y en 1939 durante la Feria Mundial de Nueva York, Gertrude nadó el largo de la piscina ante los aplausos de la multitud.
Desde la infancia tenía problemas de audición y con el correr de los años, quedó completamente sorda. A partir de entonces, dedicó su vida a enseñar natación a los niños de una escuela de sordos de Nueva York. “Estoy contenta y satisfecha. No soy una persona que persigue la luna si tiene a su alcance las estrellas” declaró en una entrevista.
Gertrude Ederle murió en 2003, a los 98 años de edad.
Fuentes y Bibliografía
En 1925 nadó 21 millas durante siete horas, a través de la Baja Bahía de Nueva York. Ese mismo año, la Asociación de Natación de la Mujer, patrocinó su primer intento de cruzar el Canal de la Mancha, pero su entrenador la obligó a desistir. Persistente y valiente, en agosto de 1926 se convirtió en la primera mujer en cruzar a nado el Canal, cuando logró su proeza en 14 horas y 30 minutos desde el Cabo Griz-Nez, en Francia hasta Kingsdown, en Inglaterra. A pesar del agua fría, de los fuertes vientos y lluvias que hubo ese día, Gertrude no sólo fue la primera mujer en realizar esa hazana, al estilo crawl, sino que rompió el récord que existía, el cual era obviamente, masculino. Tres años antes, en 1923, en 16 horas y 23 minutos, el nadador argentino Enrique Tiraboschi (1887-1948) había rebajado en 5 horas los récord ya establecidos.
Al regresar a Estados Unidos, Gertrude fue recibida con un desfile triunfal por las calles de Nueva York. Era conocida como “la Reina de las Olas”. En 1933 sufrió una caída por las escaleras del edificio de apartamentos donde vivía, que le afectó la columna y los médicos creían que no volvería a caminar. Perseverante, decidida a no dejarse vencer por la enfermedad, se recuperó y en 1939 durante la Feria Mundial de Nueva York, Gertrude nadó el largo de la piscina ante los aplausos de la multitud.
Desde la infancia tenía problemas de audición y con el correr de los años, quedó completamente sorda. A partir de entonces, dedicó su vida a enseñar natación a los niños de una escuela de sordos de Nueva York. “Estoy contenta y satisfecha. No soy una persona que persigue la luna si tiene a su alcance las estrellas” declaró en una entrevista.
Gertrude Ederle murió en 2003, a los 98 años de edad.
Fuentes y Bibliografía
2 comentarios:
Ella es muy interesante me sirvió mucho besos
Hermosa historia, una mujer valiente que superó obstáculos sobre todo en aquella época con un deporte quizás de los más completos que se puede practicar. Me siento orgullosa porque fui nadadora profesional desde los 8 a los 14 años, eso me dio fuerza para toda mi vida y hoy lo sigo practicando como recreación me limpia el alma, la mente y me ayuda a pensar.
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