Flora Sandes nació en 1876 en Yorkshire, Inglaterra. Enfermera y primera mujer
soldado inglesa de la Primera Guerra Mundial.
Pertenecía a una numerosa familia de origen irlandés, Flora era la menor de los
ocho hijos del reverendo Samuel Dickson Sandes y su esposa Julia Sofía Besnard.
Cuando tenía nueve años, su familia se radicó en Suffolk, al este de Inglaterra, en el
Reino Unido; recibió la típica educación de las niñas de la época, con una institutriz
en su domicilio. De carácter independiente a Flora le gustaba montar a caballo y aprendió
a conducir un viejo coche de carreras francés.
Teniendo poco más de veinte años, recibió la herencia de un tío rico y viajó por el mundo,
desde El Cairo, Egipto, a Canadá y a otros países americanos. De regreso a Inglaterra
recibió capacitación como Enfermera de Primeros Auxilios en Yeomanry Corps (First Aid
Nursing Yeomanry, FANY, fundado en 1907) y luego se unió a Mabel St. Clair Stobart,
fundadora del Cuerpo de la Mujer Enfermos y Heridos.
Al estallar la Primera Guerra Mundial (1914-1918), Gran Bretaña envió servicios de ambulancias y
enfermeros a Serbia en la lucha contra los austríacos y alemanes. A principios del siglo
XX muchas mujeres trabajaban fuera del hogar sustentando la familia, pero la sociedad
británica no aprobaba que fueran a la guerra. Como miembros del FANY, las mujeres
servían en hospitales de campaña, atendiendo a soldados heridos y en las cantinas
de la tropa, pero no se les permitía participar cerca de los campos de batalla.
Con espíritu aventurero, Flora con treinta y ocho años, se alistó como voluntaria en el servicio
de ambulancias Saint John y partió en agosto de 1914 en el convoy británico hacia el frente
serbio, junto a otras treinta mujeres para prestar ayuda humanitaria. Se unió a la Cruz Roja
Serbia conduciendo una ambulancia y estando en Albania se enroló como soldado en el
ejército serbio, que sí aceptaban mujeres en sus filas. Fue la única mujer inglesa que luchó
en el frente de batalla durante la Primera Guerra Mundial.
Durante los ataques, esta aguerrida mujer demostró temple para disparar, resistencia ante la invasión, vivía en las trincheras
con sus compañeros soldados, dormía debajo de sus abrigos y compartía la comida; de cabo fue ascendida a Sargento Mayor y por su valentía recibió la más alta condecoración militar de Serbia: la Orden de la Estrella de Karadjordje. Fue herida gravemente en una batalla, y aunque salvó su vida, no
pudo volver al frente.
En 1916 publicó su autobiografía “Una mujer Inglesa sargento del Ejército
serbio”. Después de seis años de servir en el ejército, se le concedió el rango de Capitán,
retirándose en 1922; permaneció en Serbia, en la ciudad de Belgrado, organizando
un hospital de campaña, para atender a soldados enfermos y heridos.
En 1927 Flora se casó con un ex compañero de batalla, el soldado ruso Yuri
Yudenitch, siguieron viviendo en Serbia, que en esa época pertenecía a la recién formada
Yugoslavia. Decidida e inquieta, Flora manejó el primer taxi que hubo en la ciudad, además
de dar clases de inglés; más tarde, con su uniforme militar, emprendió una gira por varios
países para dar conferencias sobre sus experiencias de guerra: Australia, Nueva Zelanda,
Canadá, Estados Unidos. Valiente y transgresora, Flora está considerada una heroína, una gran luchadora por la libertad del pueblo serbio.
Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial los nazis invadieron el país y Flora volvió
a enrolarse en el ejército. Tenía sesenta y cinco años cuando fue detenida por la
Gestapo, días después la liberaron; en 1941 sufrió la muerte de su marido.
Después de la liberación retornó a Inglaterra a través de África del Sur. Flora Sandes-Yudenitch
pasó sus últimos años en Suffolk donde murió en 1956, a los ochenta años.
No hay comentarios:
Publicar un comentario