Breve Biografía de Saalumarada Thimmakka
No fue a la escuela por lo que no recibió educación formal y trabajó siendo niña en una cantera de piedra cercana a su hogar. Se casó muy joven con un pastor de ganado Bekal Chikkaiah y no tuvieron hijos; se ganaban el sustento labrando la tierra. Como la mayoría de las mujeres indias casadas en familias campesinas tradicionales, Thimmakka vivía dominada por la familia de su esposo.
En la India rural la maternidad es reverenciada, por lo cual, si una mujer no puede tener hijos, se piensa que no tiene vida y no es respetada por sus vecinos. Es una deshonra y esta pareja sufrió el ostracismo y acoso constante de parte de la familia y del pueblo: pretendían que el marido buscase otra esposa para poder engendrar un hijo, algo a lo que Bekal siempre se negó.
A pesar de vivir varios años soportando humillaciones, Thimmakka y Bekal afrontaron las dificultades con valentía: decidieron plantar árboles y cuidarlos como si fueran sus hijos. Como no eran dueños de la tierra donde vivían, comenzaron a plantar injertos de Banyan en la seca y polvorienta carretera que va de Hulikal a Kudur. Diez jóvenes árboles fueron injertados en el primer año, quince en el segundo y veinte en el tercer año. El Banyan (=baniano o ficus) es una higuera de la India, cuyas ramas producen raíces aéreas que más tarde se convierten en troncos. Con entusiasmo y perseverancia, la pareja cargaba los cubos de agua para regar a diario las plantas, hasta que fuesen suficientemente fuertes. Los árboles fueron cercados para protegerlos del pastoreo del ganado y de enfermedades (hongos y parásitos). Un árbol maduro puede abarcar varias hectáreas por su dimensión gigante en altura y frondosidad.
Thimmakka perdió a su esposo Bekal Chikkaiah en 1991, pero igual continuó sola su trabajo. Al quedar viuda tuvo que vivir en una choza de ramas fuera de la vista de la familia.
Las magníficas higueras que Thimmakka y su esposo han plantado hace más de cincuenta años se alinean a lo largo de cuatro kilómetros dando sombra y descanso a las personas y los animales. Por su dedicación y su laboriosa forma de trabajar, logró el respeto de los lugareños que la llaman “Saalumarada”, es decir, “la fila de árboles” en el idioma local kannada. Actualmente se sabe que la pareja ha plantado 384 árboles lo que ha formado un ecosistema maravilloso.
Esta activa mujer que vivió de manera anónima, se hizo conocida en 1995 cuando le otorgaron el Premio Nacional de Ciudadanos y el Premio Indira Priyadarshini Vrikshamitra (=Amigo de los árboles) dado por el Ministerio de Medio Ambiente y Bosques en 1997. En el año 2006 recibió el Premio Godfrey Phillips a la valentía.
Activa y autodidacta Thimmakka es invitada a muchos programas de forestación de la India. Ha colaborado en otra actividad social: la construcción de un tanque para almacenar el agua de lluvia para la feria anual que se celebra en su pueblo. También sueña en construir un hospital, aunque lamentablemente nadie parece interesado, ha declarado que seguirá luchando, pues no se rinde ante las adversidades. Adoptó un hijo que colabora en muchas actividades ecológicas.
Saalumarada Thimmakka, quien dice tener 104 años, aún vive en la pobreza a pesar de todo el reconocimiento. No es posible confirmar la edad de Thimmakka, ya que es poco frecuente registrar los nacimientos en la India rural. En una entrevista de la cadena de televisión Al Yazira, ha comentado que no tiene idea de por qué la gente le da medallas y regalos y no le da dinero.
En la actualidad, los árboles que ella cuidó con esmero, son propiedad del Gobierno de Karnataka y tienen un gran valor económico, mientras que Thimmakka recibe una pensión de 500 rupias como único ingreso (alrededor de 7 euros).
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