Hester Lucy Stanhope nació 1776 en el condado de Kent. Intrépida viajera inglesa.
Nació dentro de una familia aristocrática y culta; su padre Lord Stanhope era un hombre de talento y aficionado a la investigación científica. Huérfana de madre a los cuatro años, Hester fue educada por niñeras e institutrices extranjeras. Magnífica amazona, sentía pasión por los caballos y la caza y acompañaba a su padre cuando éste salía de cacería con los amigos.
Al cumplir 24 años se trasladó a vivir con su tío, hermano de su madre, el primer ministro inglés William Pitt; estuvo al frente de su casa, pues su tío era soltero, haciendo relaciones públicas como anfitriona y recibiendo numerosos invitados. De animada e inteligente conversación, Hester tenía talento y actuaba como secretaria privada. Tuvo muchos enemigos entre la clase política, pues influenciaba a su tío quien aceptaba sus consejos en los asuntos de Estado.
En 1806 cuando William Pitt murió repentinamente, Hester se encontró sola al perder las relaciones con los políticos; decidió viajar a Oriente Medio. Valiente, audaz, muy decidida, partió en 1810 de Inglaterra y fue de Atenas a Constantinopla, de allí a El Cairo, donde vestida de hombre, a lomo de caballo y sable, fue recibida con respeto y temor por varios jeques. Tenía toda la apariencia de un joven turco.
Visitó Jerusalén, Nazaret y Damasco, pero le atraía el desierto: desafiando las tribus de beduinos hostiles, con una caravana con casi 50 camellos para trasportar el agua y los víveres, Hester atravesó el desierto para llegar a Palmira en 1813, la ciudad de la Reina Zenobia. Fue la primera mujer europea que llegó a las ruinas de esta ciudad en el desierto sirio, queriendo imitar a la mítica reina; fue recibida con grandes honores, pues habían escuchado que la "gran reina blanca", que vestía como un príncipe del desierto, traía mapas para encontrar tesoros y hierbas mágicas, las cuales podían transformar las piedras en oro.
Luego de unos años llevando una vida excitante, aventurera y arriesgada, Hester se instaló en un monasterio ubicado en las montañas del Líbano, donde organizó su vivienda y su propia corte de sirvientes, a quienes, con su carácter autoritario, gobernaba a su antojo. Su autoridad se propagó por los territorios circundantes y adquirió tal poder, que ni el sultán turco se atrevió a desafiarla.
Aunque era un lugar poco accesible, recibía a ilustres viajeros, pues ningún europeo que pasara por Oriente Medio, se iba sin visitarla. Era conocida por los habitantes de la región como "la mujer profeta", pues creían que tenía poderes sobrenaturales.
En 1837 cayó gravemente enferma y como no podía pagar a los sirvientes, éstos le robaban y no la atendían. Lady Hester Stanhope murió en 1839, en la más absoluta miseria, rodeada de sus gatos. Su tumba se encuentra en la montaña donde vivía, en su fortaleza de Djoun, hoy en ruinas.
Fuentes y Bibliografía
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