Arcángela Tarabotti (Elena Cassandra Tarabotti) nació en Venecia en 1604. Escritora italiana del Renacimiento.
A los once años entró, obligada por su padre, en el convento benedictino de Santa Ana en Castello, Venecia, para su educación. Al tomar los votos de monja en 1620 adoptó el nombre de Sor Arcángela, fue una de las muchas “monjas forzosas”, ya que no tenía vocación religiosa: el monasterio era para ella una cárcel.
Autodidacta, Arcángela empleó su talento para escribir: tomó su experiencia monástica para denunciar, con una mirada crítica y mucho resentimiento, la opresión que debían soportar las mujeres, en manos de los hombres. A partir de la década de 1630 pudo recibir a visitantes y a sus amigos y logró formar un círculo de intelectuales y libre pensadores que influían en la vida cultural de Venecia. Mantuvo correspondencia con algunos de ellos, recibiendo noticias del exterior y principalmente libros.
Hacia 1643 Arcángela escribió y distribuyó entre estos amigos copia de dos de sus obras: "La tiranía paterna" y "El infierno monástico". En estas obras acusaba a los hombres de encerrar a las mujeres en conventos, por avaricia y soberbia, acusaba al Estado de permitir y apoyar esa práctica y criticaba a la Iglesia por no dejar abandonar los hábitos a las religiosas que profesaron sus votos sin tener verdadera vocación. “Los hombres han usurpado el poder de Dios, excluyendo a las mujeres, porque las privaron durante siglos de una instrucción adecuada”.
La realidad socioeconómica de la mujer en el Renacimiento se vio afectada por la reforma de leyes matrimoniales que restringieron aún más sus libertades y sus capacidades. A las mujeres se les permitía vivir su espiritualidad, pero no escribirla y si sus obras eran editadas, se las examinaba con más rigor que la de los hombres, puesto que las mujeres eran más propicias al “pecado”. Para algunas, el convento fue un lugar de florecimiento cultural.
Arcángela nunca se resignó a la vida de encierro; en su actividad literaria reflejó sus ansias de libertad, su defensa de la mujer y la reivindicación de su derecho a estudiar y educarse. A pesar de su falta de acceso a la educación formal, con sus críticas apasionadas, fue muy controvertida y polémica. Su carrera literaria abarcó seis libros y aunque encontró varios obstáculos para editarlos, pudo ver publicados cuatro.
Nunca pudo abandonar el monasterio, Arcángela permaneció encerrada hasta su muerte, ocurrida en 1652, a los 48 años.
Fuentes y Bibliografia
A los once años entró, obligada por su padre, en el convento benedictino de Santa Ana en Castello, Venecia, para su educación. Al tomar los votos de monja en 1620 adoptó el nombre de Sor Arcángela, fue una de las muchas “monjas forzosas”, ya que no tenía vocación religiosa: el monasterio era para ella una cárcel.
Autodidacta, Arcángela empleó su talento para escribir: tomó su experiencia monástica para denunciar, con una mirada crítica y mucho resentimiento, la opresión que debían soportar las mujeres, en manos de los hombres. A partir de la década de 1630 pudo recibir a visitantes y a sus amigos y logró formar un círculo de intelectuales y libre pensadores que influían en la vida cultural de Venecia. Mantuvo correspondencia con algunos de ellos, recibiendo noticias del exterior y principalmente libros.
Hacia 1643 Arcángela escribió y distribuyó entre estos amigos copia de dos de sus obras: "La tiranía paterna" y "El infierno monástico". En estas obras acusaba a los hombres de encerrar a las mujeres en conventos, por avaricia y soberbia, acusaba al Estado de permitir y apoyar esa práctica y criticaba a la Iglesia por no dejar abandonar los hábitos a las religiosas que profesaron sus votos sin tener verdadera vocación. “Los hombres han usurpado el poder de Dios, excluyendo a las mujeres, porque las privaron durante siglos de una instrucción adecuada”.
La realidad socioeconómica de la mujer en el Renacimiento se vio afectada por la reforma de leyes matrimoniales que restringieron aún más sus libertades y sus capacidades. A las mujeres se les permitía vivir su espiritualidad, pero no escribirla y si sus obras eran editadas, se las examinaba con más rigor que la de los hombres, puesto que las mujeres eran más propicias al “pecado”. Para algunas, el convento fue un lugar de florecimiento cultural.
Arcángela nunca se resignó a la vida de encierro; en su actividad literaria reflejó sus ansias de libertad, su defensa de la mujer y la reivindicación de su derecho a estudiar y educarse. A pesar de su falta de acceso a la educación formal, con sus críticas apasionadas, fue muy controvertida y polémica. Su carrera literaria abarcó seis libros y aunque encontró varios obstáculos para editarlos, pudo ver publicados cuatro.
Nunca pudo abandonar el monasterio, Arcángela permaneció encerrada hasta su muerte, ocurrida en 1652, a los 48 años.
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